Representantes de organizaciones campesinas e indígenas reafirman su lucha por la justicia social y el acceso a la tierra
El pasado sábado 7 de septiembre de 2024, la Comunidad Hugua Po’i, perteneciente al Pueblo Mbya Guaraní, fue sede de la Plenaria Regional del Espacio de Unidad Campesina, Indígena y Popular, una jornada que congregó a líderes, lideresas y representantes de diversas organizaciones comprometidas con la defensa de los derechos campesinos, indígenas y populares. Provenientes de localidades como Arroyo Guasu, Tava’i, Yhú, Campo 9, Loma Piro’y, Repatriación, Simón Bolívar y Nueva Toledo, la plenaria se llevó a cabo en un ambiente de camaradería y reflexión bajo la sombra de los árboles y en bancos construidos por los miembros de la misma comunidad, con rondas de tereré para aplacar el intenso calor, mientras analizaban los desafíos actuales.
Este encuentro contó con la presencia de integrantes de organizaciones de base como Conamuri, la Organización de Lucha por la Tierra (OLT), Cultiva, la Organización Nacional de Aborígenes Independientes (ONAI) y la Federación Nacional Campesina (FNC), todas ellas adheridas a la CLOC/La Vía Campesina. En el transcurso de la plenaria, se discutieron temas esenciales, entre ellos, la lucha por el acceso equitativo a la tierra, considerado un paso fundamental para la justicia social y la soberanía alimentaria en Paraguay.
Plenaria Regional del Espacio de Unidad Campesina, Indígena y Popular.
El Espacio de Unidad Campesina, Indígena y Popular ha venido trabajando en los últimos dos años para consolidar una propuesta política que promueva cambios estructurales en el país. Entre sus objetivos se destaca la defensa de los territorios ancestrales de los pueblos indígenas y el acceso a bienes comunes, como la tierra y el agua, así como el impulso de la producción agroecológica de alimentos como vía para alcanzar la soberanía alimentaria.
La elección de la comunidad de Hugua Po’i como sede de este importante evento no fue casual. Representa un acto de solidaridad con el Pueblo Mbya Guaraní, que sigue enfrentando dificultades para la restitución oficial de sus tierras ancestrales. De este modo, el Espacio de Unidad reafirma su apoyo a las luchas por los derechos territoriales y contra las injusticias que afectan a las comunidades campesinas e indígenas.
Este proceso de reflexión y diálogo colectivo continuará en la próxima reunión del Espacio de Unidad, programada para realizarse en la comunidad Joaju, un territorio campesino en resistencia por el acceso a la tierra. Con cada plenaria regional, este espacio de articulación refuerza su compromiso con la construcción de un Paraguay más justo, donde la dignidad y los derechos de campesinos e indígenas sean plenamente reconocidos y defendidos.
En respuesta a la intención de sembrar soja genéticamente modificada (OGM) en un lote de 45 a 50 hectáreas, las familias del distrito de Repatriación, en el departamento de Caaguazú, organizaron una serie de protestas para expresar su preocupación por el impacto ambiental y social de esta iniciativa, que corre por cuenta de un particular.
Históricamente, el distrito se ha mantenido libre de cultivos de soja, y vecinas y vecinos están resueltos a proteger su territorio, que colinda con un bosque y una naciente de agua, considerada esencial para el recreo de la comunidad.
Como se sabe y se ha comprobado hace mucho tiempo, la siembra de soja OGM plantea riesgos no solo para la biodiversidad y los recursos hídricos, sino también para la salud de las personas que residen en las cercanías, quienes podrían verse afectadas por las fumigaciones asociadas con el cultivo. En ese sentido, la comunidad presentó un llamado urgente a las autoridades municipales, instando al intendente y a los concejales a actuar en defensa de la salud y el medio ambiente.
Las mujeres, en particular, han tomado un papel activo en esta lucha, respaldadas por la Organización de Mujeres Campesinas e Indígenas Conamuri, que agrupa varios comités locales. Su objetivo es garantizar el derecho a vivir en un ambiente saludable, un principio que está consagrado en el art. 7 de la Constitución Nacional.
“Defendemos una vida libre de agrotóxicos y violencia”, afirmaron referentes comunitarios, destacando la importancia de preservar la calidad de vida de los habitantes de Repatriación.
Las protestas reflejan no solo la resistencia local ante la siembra de soja, sino también un llamado más amplio a la justicia ambiental y social en nuestro país.
La Escuela de Agroecología de la Organización de Mujeres Campesinas e Indígenas Conamuri continúa desempeñando un papel fundamental en la promoción de la Soberanía Alimentaria y la igualdad de género. Localizada en la comunidad de Santory, en el departamento de Caaguazú, desde su fundación en 2010, históricamente este espacio ha trabajado con más de 80 comités de productores y productoras, enfocándose en la conservación de semillas y en la promoción de proyectos de ley relevantes, como la Ley del Maíz y la Ley de las Semillas.
Actualmente, la Escuela forma parte del Plan Estratégico Institucional de Conamuri, consolidándose como un centro comunitario para la formación en técnicas agroecológicas y orgánicas. Esta instancia no solo es un referente pedagógico, sino que también promueve la participación de mujeres y hombres en la producción agrícola sostenible, contribuyendo de esa manera al desarrollo de prácticas que benefician tanto a la comunidad como al medio ambiente.
La Escuela de Agroecología también aborda temas de feminismo campesino y popular, resaltando la importancia de politizar el trabajo de las mujeres para combatir el patriarcado a través del cambio de hábitos y las perspectivas. Con un enfoque en el rescate de saberes tradicionales y prácticas de producción, Conamuri sigue liderando el camino hacia la Soberanía Alimentaria en nuestro país.
Vivero.
Escuela itinerante
Este año hemos concretado un sueño largamente acariciado: acercar la Escuela de Agroecología en los territorios para conocer diferentes realidades y construir este espacio junto a las propias comunidades, asentadas en geografías específicas. En este proceso, hemos trabajado en la planificación de huertas, avanzando hacia la creación de kokue comunitarios y la implementación de prácticas de biopreparados naturales. Además, hemos aprendido mutuamente, en un proceso hermoso de educación popular, sobre la conservación de semillas y los cuidados del suelo.
Con la participación de diez comunidades indígenas de los pueblos Mbya Guaraní, Qom, Ava Guaraní, Guaraní Ñandeva y Pãi Tavyterã, localizadas en cinco departamentos de ambas regiones del país, nuestro objetivo es establecer colectivamente huertas comunitarias y kokue de entre 2 y 5 hectáreas, para producir alimentos mediante prácticas agroecológicas.
Semillas de avati.
Nuestra Escuela de Agroecología se enfoca en dos componentes clave: el fortalecimiento organizacional y los derechos de las mujeres para un buen vivir; y la práctica de producción agroecológica y la elaboración de biofertilizantes. El compromiso que nos anima es vivir y producir según los principios de la Agroecología, garantizando la Soberanía Alimentaria para los pueblos.
Desde la articulación conformada por más de 30 organizaciones campesinas y de pueblos indígenas, celebramos el acto de reconocimiento de responsabilidad del Estado paraguayo por los hechos de tortura y muerte acaecidos en el año 2003 durante una brutal represión contra campesinos en protesta. Este acto simbólico sintetiza una victoria de los luchadores ante el modelo insostenible de la oligarquía paraguaya, que impulsa la exclusión social, la concentración de riquezas, la corrupción y el crimen organizado.
Valoramos la perseverancia de compañeras y compañeros de diversas organizaciones sociales que participaron y acompañaron todo el proceso de esta reivindicación en memoria de nuestro compañero Eulalio Blanco, ejecutado en el marco de la lucha por una vida digna, y Ernesto Benítez, sometido a actos de torturas y tratos denigrantes.
Este acto representa una señal de esperanza para desterrar un Estado que criminaliza, tortura y asesina a quienes defienden la vida. Instamos a mantener la lucha por la reforma agraria integral y por los derechos negados a nuestros pueblos, pues este es el camino hacia una sociedad más justa e igualitaria.
Reconocemos el incansable acompañamiento de las instituciones de derechos humanos, cuyo esfuerzo hizo que este caso llegara a instancias internacionales, obligando al Estado paraguayo a emitir el Pedido de Disculpa Pública.
Este acto no solo honra la memoria de nuestros compañeros caídos, sino que también refuerza nuestra determinación de seguir luchando contra la injusticia y la opresión. Es un hecho sin precedentes en el reconocimiento de los derechos campesinos y en el proceso de luchas significativas por un Paraguay más equitativo y más digno para todos y todas.
El 24 de junio tuvo lugar un espacio de diálogo sobre la construcción de la resiliencia contra los crímenes contra la naturaleza en Asunción. Conamuri participó de este encuentro entre comunidades locales y representantes de organizaciones civiles que tuvo por objetivo tener una comprensión compartida sobre los crímenes contra la naturaleza y cómo están afectando la comunidad local y su entorno; determinar indicadores de alerta y métodos para detectar los crímenes contra la naturaleza; y compartir perspectivas comunitarias sobre los posibles desafíos, respuestas y recomendaciones.
Los crímenes contra la naturaleza son un problema grave que afecta a las comunidades de todo el mundo. Estos crímenes incluyen la tala ilegal, la pesca ilegal, la minería ilegal y el tráfico de vida silvestre. Estos crímenes pueden tener un impacto devastador en el medio ambiente y las comunidades locales.
El diálogo significó un espacio para que las comunidades locales trabajen juntas en la búsqueda de soluciones y propuestas ante los crímenes contra la naturaleza. Se espera que el diálogo conduzca a la elaboración de una estrategia comunitaria para construir la resiliencia contra estos crímenes.
El Fondo de Resiliencia de la Iniciativa Global es un fondo filantrópico que apoya a las comunidades locales en la construcción de la resiliencia contra los crímenes contra la naturaleza. El Fondo proporciona subvenciones, asistencia técnica y capacitación a las comunidades locales. Cuenta con el apoyo de la Oficina de Océanos y Asuntos Ambientales y Científicos Internacionales (OES) del Departamento de Estado de los EE. UU. que trabaja para proteger el medio ambiente global y promover el desarrollo sostenible. La OES trabaja con socios de todo el mundo para abordar una amplia gama de desafíos ambientales, incluyendo los crímenes contra la naturaleza.
El sábado 22 de junio, de 09:00 a 15:00 horas, se llevó a cabo un encuentro más del colectivo Kuña Háicha, esta vez en la Casa de las Artesanas Qom, ubicada en la comunidad Santa Rosa de Cerrito del departamento de Presidente Hayes, tuvo lugar un nuevo encuentro del colectivo Kuña Háicha. La ocasión fue propicia para debatir acerca de la situación de los derechos sexuales y reproductivos y cómo son abordados en la comunidad los casos de violencia machista. Igualmente, el espacio sirvió para intercambiar pensamientos y aprender desde la diversidad a valorar el modo de vivir del pueblo Qom, sobre todo de las mujeres.
Este tipo de reuniones contribuye a fortalecer la solidaridad y la cooperación entre las mujeres de diferentes comunidades y organizaciones, tanto del campo como de la ciudad. Al compartir conocimientos y estrategias, se construyen redes de apoyo que potencian la capacidad de las mujeres para enfrentar y superar los desafíos relacionados con sus derechos sexuales y reproductivos, así como con la violencia de género. Kuña Háicha nace con el objetivo de fomentar el diálogo entre lideresas de organizaciones comunitarias y movimientos sociales, de modo a construir el debate público sobre la ciudadanía sexual y reproductiva de las mujeres como derecho humano. Actualmente, conforman el colectivo la Conamuri, Sintradespy, Casa de la Mujer del Bañado y Cladem Paraguay.
El miércoles 19 de junio, en el marco de la 54ª Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), que se desarrollará el 26 y 27 de junio en Paraguay, la Plataforma Feminista, conformada por más de 40 organizaciones y redes de mujeres, entre ellas, Conamuri, hizo entrega de un documento a la Cancillería Nacional, a nombre de Rubén Ramírez Lezcano, ministro de Relaciones Exteriores de la República, con el objetivo de defender la igualdad de género en el espíritu de la reunión continental.
El comunicado entregado en Mesa de Entrada, entre otras cosas, menciona que las organizaciones firmantes lucharon por los derechos de las mujeres a lo largo de la historia del Paraguay y que, para la consecución de esos derechos, la perspectiva de género fue una herramienta clave. Sin embargo, en muchos países de la región, continúa, se pretende erradicar la categoría de género de las ciencias sociales. En ese sentido, se exhorta al Estado paraguayo a defender la igualdad de género en la Asamblea General de la OEA, evitando colocar notas contrarias a los derechos de las mujeres en los documentos que resulten expedidos.
También se alienta al Estado paraguayo a promover la inclusión en la resolución final de la Asamblea de un compromiso de los Estados Miembros con el papel fundamental no solo en la salvaguarda de la igualdad de género, sino también la estabilidad política y la democracia. Explica, además, que se debe considerar la situación de las mujeres defensoras de los derechos humanos, quienes enfrentan riesgos específicos como la violencia sexual y de género, adoptando una perspectiva integral en su protección. Igualmente, el documento busca persuadir a los Estados a apoyar la igualdad de género y el empoderamiento de mujeres y niñas, y combatir la discriminación y violencia contra las mismas.
El comunicado concluye con un llamado a la acción por parte de las autoridades que participarán en la Asamblea General de la OEA para garantizar que los derechos de las mujeres sean respetados y protegidos.
En el marco de esta fecha tan especial, bregamos por la necesidad de repoblar el campo de campesinas y campesinos que aseguren la sostenibilidad del planeta y la producción de alimentos sanos. El exilio rural, forzado por la búsqueda de oportunidades y el acaparamiento de tierra por parte de las grandes corporaciones, destina vastas hectáreas al agronegocio y la especulación. Las políticas y programas públicos que incentiven el retorno al campo permitirán el mantenimiento de las formas de vida que beneficiarán a todos no solo en el futuro, sino en este presente en que enfrentamos el acelerado cambio climático.
Comunidades rurales fortalecidas tanto en lo social como en lo económico serán un espectro que abarque toda la grandeza del territorio nacional. El planeta necesita un cuidado profundo y comprometido. La explotación especulativa de los recursos naturales, impulsada por intereses económicos a corto plazo, demuestra a diario ser insostenible y destructiva. Hace sufrir a los animales, a los bosques, a los cauces hídricos. Para frenar esta regresión, es importante adoptar un modelo de desarrollo que valore el conocimiento y las prácticas de las poblaciones rurales y que priorice la conservación de la naturaleza, la soberanía alimentaria y el respeto por las culturas ancestrales.
En ese sentido, las mujeres campesinas e indígenas nos encontramos en la primera línea de defensa de nuestro planeta. Honor a las guardianas de las semillas, de la tierra, el agua y los bosques, a las que integran el arandu ka’aty a prácticas sostenibles que respetan y regeneran los ecosistemas y generan vida.
La Organización de Mujeres Campesinas e Indígenas Conamuri, en su 24 aniversario, hoy, en el Día de la Mujer Trabajadora Rural, y en la víspera del Día de la Soberanía Alimentaria, se dirige a las mujeres campesinas e indígenas de todo el país, a las mujeres trabajadoras de la ciudad, a las organizaciones aliadas, a la ciudadanía en general y a las autoridades nacionales para expresar cuanto sigue:
Celebramos estos años de caminar juntas entre mujeres provenientes del campo, años de aprendizajes profundos, de apoyo mutuo, de solidaridad inmensa, de escucha atenta y de oportunidad de crecimiento como personas con derechos, y también de compartir fiestas y alegrías.
Derechos de las mujeres campesinas e indígenas
El habernos encontrado, el habernos escuchado nos ha hecho comprender que tenemos los mismos derechos que el resto de las personas, y con ello hemos podido levantar nuestras voces para exigir el cumplimiento de esos derechos, como el de una vida libre de violencia y el de participar de manera protagónica en todos los ámbitos de la vida privada y pública, el de que nuestro trabajo sea reconocido y valorado. Abordar estos temas nos ha transformado en “sujetas políticas”, con memoria y con sueños por los que seguimos en lucha. En ese sentido, demandamos el cumplimiento de las obligaciones del Estado hacia una sociedad libre de violencia, a través de la educación integral de la sexualidad y la atención efectiva en los casos de violencia.
Agroecología
Cuando nos encontramos las mujeres campesinas e indígenas ya hemos visto que el contexto en que nosotras somos, producimos y reproducimos, determina también las condiciones de nuestras vidas, por eso planteamos otro modelo de producción; ante el agronegocio planteamos agricultura agroecológica y partimos del cuidado de las semillas nativas y criollas. Reivindicamos que la agroecología es la solución para nuestros problemas de hambre, de nutrición, de enfriar el ambiente y aportar a la mitigación de los efectos del cambio climático. Exigimos que se promueva la formación agroecológica como una opción laboral para la juventud y las mujeres, así como el apoyo financiero y técnico para la implementación de procesos productivos agroecológicos y de transición, la derogación de la resolución del MAG que habilita el uso comercial del trigo HB4 e insistimos en el control efectivo de la legislación ambiental.
Ferias y mercaditos campesinos
Estos espacios, aunque pequeños, contribuyen a la economía familiar y a la autonomía de las mujeres campesinas e indígenas y nos permiten el fortalecimiento de la relación cercana campo-ciudad. Reclamamos políticas públicas que consoliden estos mercados de cercanía.
Feminismo
Nuestra organización ha tomado el feminismo como una herramienta de lucha por la igualdad entre hombres y mujeres. Consideramos que sus postulados revelan las diversas opresiones que sufrimos y en el entorno que nos hallamos reconocemos cómo se acentúan las desigualdades por causa del patriarcado. A su vez, nos permite plantear mecanismos de rupturas con el machismo, comenzando desde la casa, la organización, la comunidad y la sociedad toda. Politizamos nuestras cocinas, nuestras chacras, nuestras camas, nuestros montes, nuestros ríos, por ello decimos que nuestro feminismo tiene identidad, es un feminismo campesino, indígena, popular, es un feminismo revolucionario. Buscamos nuestro lugar en la historia en cuanto mujeres campesinas e indígenas. Ya no aceptamos integrar espacios colectivos solo para redactar actas y cocinar, queremos que nuestras voces se escuchen fuerte y claro. Entendemos cada una de nuestras realidades y nos reconocemos capaces de organizar nuestros liderazgos y hacer que nuestra palabra sea tenida en cuenta. De la misma forma, demandamos políticas públicas que atiendan nuestros derechos sexuales y reproductivos en territorio y el cumplimiento de la Constitución Nacional en cuanto a principios de convivencia social, tolerancia y derechos humanos.
En este nuevo aniversario de la Organización de Mujeres Campesinas e Indígenas Conamuri, que en 24 años ha tocado la vida y la consciencia de miles de mujeres del campo en nuestro país, seguimos construyendo resistencia, transformación y solidaridad de clase. Celebramos con alegría casi un cuarto de siglo de lucha incansable en varios distritos del país, en ambas márgenes del río Paraguay y, en este proceso, reflexionamos sobre nuestras conquistas, desafíos y compromisos permanentes en la búsqueda de un mundo más justo y equitativo.
Las mujeres campesinas e indígenas hemos contribuido de manera significativa al fortalecimiento de la lucha feminista en nuestro país. La fuerza que nos anima es la defensa de nuestros territorios e identidad como personas del campo, la promoción de la soberanía alimentaria y de la igualdad de oportunidades en todos los aspectos de la sociedad. Seguimos trabajando arduamente para interpelar las injusticias incrustadas en las raíces del modelo hegemónico y aportar en la construcción de otro mundo posible.
Sin embargo, a pesar de nuestros esfuerzos, enfrentamos desafíos crecientes, como el aumento de los feminicidios y la violencia de género, la trata de personas y la desaparición de mujeres. También observamos con gran preocupación los desalojos ilegales, perpetrados con extrema violencia y represión en la lucha por la tierra que enfrentan muchas familias campesinas e indígenas en la búsqueda de su derecho a la tierra y la vivienda digna.
En nuestro continuo combate contra el modelo de producción capitalista y el extractivismo que se instala en nuestro territorio, encaramos la opresión, el patriarcado, el racismo y el pensamiento colonialista. A lo largo de estos años, hemos construido una sólida coordinación entre campesinas e indígenas, llevando adelante nuestras demandas, acciones y organización. Nuestra práctica no es solo teórica, sino que se basa en la construcción de la soberanía alimentaria, reconociendo el papel fundamental de las mujeres y fortaleciendo nuestra visión común a medida que avanzamos como clase trabajadora.
En este aniversario, también expresamos nuestra solidaridad con el pueblo de Palestina, que sufre un genocidio propiciado por el sionismo y el Estado terrorista de Israel. Cientos de miles de mujeres y niños han perdido la vida, y quienes sobreviven han quedado desnudos ante un enemigo implacable que, pese a todo, no ha sabido eliminar la identidad del pueblo palestino y sus raíces, y nos unimos a ellos en su lucha por la justicia, la paz y la reparación histórica.
Conamuri es un testimonio de resiliencia, la fuerza y la determinación de todas las mujeres que, unidas ante las adversidades, tejemos el sueño colectivo de un futuro mejor. 24 años atrás, 300 mujeres dieron inicio a este transitar y estamparon el anhelo de constituir una organización de género, clase y etnia que todavía sigue el camino de su utopía.
Ñambojoaju jepytaso, teko pyahu ha jekupytyrã kuñanguéra apytépe!