Heñói Jey: La lucha por la soberanía alimentaria es una causa nacional

Este viernes 30 de junio, de 08:00 a 17:00 en la Plaza de la Democracia, se realizará una edición más de “Heñói Jey Paraguay”, la feria nacional de semillas nativas y criollas. Esta actividad se desarrolla como antesala del X Congreso Latinoamericano de Agroecología que tendrá lugar en Asunción.

La Plataforma Heñói Jey Paraguay reúne a organizaciones indígenas, campesinas, ambientalistas, de derechos humanos, de la sociedad civil con el objetivo de proteger y visibilizar la importancia de las semillas nativas y criollas para la promoción y conservación de la soberanía alimentaria. Este año el lema que los convoca es “¡Nuestras semillas, nuestra soberanía!”.

Las campesinas, campesinos, indígenas de muchos rincones de Paraguay traen sus semillas en este espacio para mostrar las variedades de maíz, poroto, zapallo, mandioca, batata, yerba mate, ka’a he’(stevia), además de hortalizas, hierbas naturales y granos. Hay emoción y orgullo, cuando se traen las mejores semillas cuidada por las manos de mujeres, a quienes les llevó tiempo juntar, clasificar, haciendo uso de la tecnología campesina, con calma y constancia.

Estos encuentros de intercambio de saberes y semillas cada vez crecen más y se replican en las comunidades y los territorios. El “Heñói Jey” es la vidriera a nivel nacional. No se trata solo del intercambio, también habrá un seminario y espacios para discusiones, teatro, música, mística y matecito mientras van poblando las mesas decenas de variedades de semillas campesinas, alimentos y plantas medicinales. No faltará las variedades de maíz rojo, azul, blanco, amarillo, pichinga, cuya vista alegra el corazón, testimonio vivo de cuántas culturas lo cuidan y a cuántos alimenta por todo el país y la región.

El seminario “Paraguay y la región: Construyendo Derechos Campesinos, Soberanía Alimentaria y Agroecología, contará con la presencia de conferencistas internacionales como Eduardo Cerdá, de la Dirección Nacional de Agroecología desde Argentina, y Nury Martínez, representante de Vía Campesina Internacional, desde Colombia.

Una de las integrantes de esta plataforma es la Organización de Mujeres Campesinas Indígenas Conamuri, que forma parte, a la vez, de La Vía Campesina, nucleación presente en 73 países de cuatro continentes. Mujeres de diferentes latitudes del Paraguay, asociadas a Conamuri, participarán de esta “fiesta de la soberanía alimentaria” que anualmente expone la riqueza fitogenética de nuestro país gracias a las familias campesinas e indígenas que se dedican a la agricultura en pequeña escala.

Bernarda Pesoa, integrante de Conamuri, es originaria del Pueblo Qom que habita el Chaco paraguayo. Al ser consultada sobre la importancia de la soberanía alimentaria, resalta: “Es el trabajo de las campesinas y campesinos lo que nos da una alimentación sana, pero no se trata sólo de comida, toda la naturaleza es parte de nuestra vida. ¿Qué sería de nosotros sin maíz, sin maní, sin mandioca, qué sería del Chaco sin algarrobo? Cultivando la tierra, multiplicando nuestras semillas nos alimentamos y alimentamos las resistencias. Estamos en lucha para recuperar las tierras que invaden los agronegocios, la soja transgénica, los ganaderos, el narcotráfico. La tarea es grande, pero aquí estamos. Hay que cuidarnos, formarnos y seguir organizándonos. No sólo resistimos, también avanzamos, recuperamos semillas y variedades, cultivamos alimentos sanos, con nuestras formas campesinas y de agroecología”.

El entusiasmo es tangible y no es para menos. Ha sido un trabajo de paciencia, creatividad y resistencia tejer esta amplia coordinación de movimientos y organizaciones en un país, donde el uso de agrotóxico y semillas transgénicas invaden el territorio merced a grandes terratenientes, latifundistas y trasnacionales de agronegocios. Que el evento sea en la Plaza de la Democracia es todo un símbolo. Allí se muestra quiénes son los que de verdad la construyen, siendo estos los pueblos indígenas y campesinos, las familias sin tierra o con un pedacito donde siguen plantando y alimentando a la mayoría, organizaciones civiles de abajo, comunidades urbanas.

Para la Comisión de Verdad y Justicia, muchas de estas tierras ya eran o podrían ser destinadas a la Reforma Agraria. Al otro extremo el 91,4 por ciento de la población rural, que es campesina, tiene solo 6 por ciento de la superficie agrícola. Hay miles de campesinos sin tierra y cada vez más expulsados de sus tierras por el avance del agronegocio, por monocultivos interminables de soja y maíz transgénico donde aplican cantidades ingentes de agrotóxicos.

Cabe destacar también que una empresa suiza de biología sintética, Evolva, junto a la gigante de agronegocios Cargill, está ya trabajando para hacer del ka’a he’ẽ, planta ancestral del pueblo Pai Tavyterá (que conocemos como el edulcorante “stevia”) una versión sintética fabricada por microbios manipulados genéticamente. Planean venderla como “producto natural”, usando su origen indígena como propaganda.

Así también, recientemente el gobierno paraguayo aprobó la liberación comercial del evento transgénico Trigo HB4. “La decisión se dio sin mayor participación de actores afectados. El Trigo HB4 significará la presencia de un peligroso agrotóxico en las mesas y en los campos”, advierte la organización Base IS.

Todo forma el contexto de impunidad, represión, corrupción, abusos y envenenamientos en Paraguay. Por eso el tejido de las organizaciones para lograr establecer esta feria y seminario en la capital se aprecia aún más. Contrasta la vida que vibra en cada mesa campesina, en los encuentros y las muchas intervenciones, la mayoría en guaraní, de las y los participantes.

Intercambiando semillas y experiencias se construyen resistencia y propuesta, trayendo no sólo su palabra, sino la presencia y saberes de muchas y muchos más. Sembrar semillas nativas es un acto de rebeldía.