Posicionamiento sobre el fin del periodo legislativo 2008-2013

La Coordinadora Nacional de Organizaciones de Mujeres Trabajadoras Rurales e Indígenas (Conamuri), se dirige a la opinión pública en general, en relación al cumplimiento del periodo legislativo 2008-2013, para expresar cuanto abajo sigue:

Toda la ciudadanía coincide en que el Parlamento que hoy pasa a retiro es uno de los más despreciables de la historia democrática de nuestro país. Senadores y diputados, sin empacho, angurrientos, han sabido aumentar sus caudales a costa del sufrido pueblo paraguayo, y han sabido también, desde los oscuros recovecos del poder, esquivar la espada de la Justicia como verdaderos maestros del engaño.

Nos indignamos no solo por el hecho de haber acrecentado sus salarios al 100%, por la vigencia de las listas sábanas que perpetúa la podredumbre en el Congreso, por un piano que simboliza una bofetada a cada uno de los niños y las niñas que trabajan en la calle; no solo por un brochecito de oro de 18 kilates que incide negativamente sobre el erario, o por los tantos cientos de privilegios que se auto-asignaron impunemente por medio de su investidura; nos indignamos, además, porque este cuerpo legislativo, en su mayoría absoluta, pisoteó la voluntad popular expresada en las urnas y concretó un golpe de Estado a través de un juicio político a los apurones y traído de los pelos.

Este Parlamento, que pretendió imponer por ley a la ciudadanía su honorabilidad, ya que no lo avala su práctica, despilfarró el presupuesto en viajes inverosímiles e improductivos, como así también, en connivencia con el Poder Judicial, supo lesionar las luchas de los movimientos campesinos e indígenas que bregan por la reforma agraria. No solo se hizo en este periodo uso discrecional de dinero público, aprobando recursos millonarios para luchar contra enemigos fantasmas; también dotaron a las fuerzas de represión con herramientas para aumentar la violencia en los operativos policiales y fiscales y cercenar los derechos humanos, marginando así a comunidades enteras.

No olvidemos que estas autoridades atropellaron con sus decretos y leyes permisivas nuestra soberanía, permitieron la transgenización de nuestras semillas, dejando a las empresas matar con agrotóxicos, vendiendo en trocitos los remanentes de bosques y las aguas, obligando, en consecuencia, que muchas mujeres migraran hacia las ciudades o el extranjero, siendo explotadas laboral y sexualmente, lo que provocó también un impacto negativo en las familias.

Este Parlamento que hoy se retira –a medias, porque una gran parte echó raíces merced a las listas sábanas– no nos representó. La clase trabajadora, campesina e indígena no se vio reflejada en las resoluciones tomadas desde el Congreso Nacional. Al contrario, se han ensañado contra los pobres, negándoles la transparencia y honestidad en sus actos, criminalizando las protestas sociales, facilitando el ingreso de las transnacionales acaparadoras, dejando a la población sin un sistema de transporte digno y, para variar, con una pésima imagen internacional.

En esta historia se percibe a las claras que el inminente colegiado que asumirá el domingo irá por el mismo camino, atropellando los intereses comunes y priorizando sus propios beneficios y los de su entorno. Ya se concretan negociados y acuerdos políticos entre diferentes bancadas, con una izquierda débil y fragmentada, que anda dando tumbos.

Mientras tanto, el proyecto país que garantice la vigencia de los derechos humanos y promueva la justicia social, donde la reforma agraria permita que cada familia cuente con un pedazo de tierra donde vivir, con fuentes de trabajo dignificantes y leyes que amparen los derechos laborales, con escuelas y puestos de salud en cada barrio, en cada asentamiento… ese proyecto país seguirá esperando.

Solo nos queda la vigilancia ciudadana, organizar la rabia y, movidas en solidaridad con el pueblo oprimido, sumarnos al repudio generalizado.

¡El pueblo despertó!… ¡ya no lo dejaremos dormir!