Plantío Barrett: un proyecto artístico que surge de la lucha por la tierra

El proyecto empezó en 2015, en el marco de la Primera Bienal Internacional de Asunción, cuando las artistas plásticas Mónica Millán (San Ignacio, Misiones) y Adriana Bustos (Córdoba), ambas argentinas, propusieron a la Organización de Mujeres Campesinas e Indígenas Conamuri una toma simbólica de tierra en el centro cívico de la capital paraguaya.

Este año la experiencia se replicó en la BIENALSUR, ocupando espacio en la localidad de Florencio Varela, provincia de Buenos Aires, con el acompañamiento del Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI). Nuestra compañera Perla Álvarez fue invitada a compartir los espacios y también participó como panelista para expresar lo que fue la experiencia en Paraguay.

El Plantío Barrett surge a partir de la vinculación con la tierra, con la gente del campo, con el trabajo que realizan las mujeres campesinas y las artesanas, con la agricultura tradicional.

En el andar por la vida, Mónica Millán identifica uno de los problemas que afecta al campesinado, que es la falta de tierra, y entonces comprende el porqué de las grandes movilizaciones en el marco de la lucha por la tierra o las reivindicaciones de la reforma agraria. «De ahí surge la inquietud de ‘¿qué haría en caso de no tener tierra?’ Pues buscaría delimitar un pedazo de tierra, demarcar territorio y sembrar alimentos, maní, maíz, mandioca, poroto», explicó.

Esta acción se traslada en forma simbólica al Plantío Barrett, el cual hace referencia al periodista e intelectual español Rafael Barrett, quien influenció con sus obras la cultura y el pensamiento crítico en el Paraguay de las primeras décadas del siglo XX.

La segunda parte del evento se realizó el pasado 2 de diciembre en Florencio Varela, en una propiedad colectiva del MNCI con la participación de alrededor de 300 personas, entre vecinos de la comunidad, estudiantes, artistas amigos de la ciudad y militantes del MNCI. El acto consistió en compartir los retratos dibujos hechos a mano que se hicieron en Paraguay y en Argentina a compañeras y compañeros de Conamuri y del MNCI, respectivamente. Esta parte de la instalación artista llevó aproximadamente un año, entre construir confianza, convivir y encontrar el mejor momento para captar la belleza de los trabajadores rurales, en un sentido no solamente estético.

En el área delimitada se levantó un galpón para las exposiciones que después se usaría como caseta de herramientas y semillas. Desde Conamuri, nuestra compañera Perla Álvarez aportó las banderolas y telas pintadas que habían formado parte del Plantío Barrett en su versión guaraní.

En la ocasión se prepararon alimentos en un acto colectivo donde el compartir fue muy emocionante y enriquecedor porque la elaboración de la comida se hizo con mucho amor, al decir de nuestra compañera Perla, quien también nos contó acerca del panel que tuvo lugar el lunes 4 de diciembre: “Las artistas hablaron sobre el significado de su intervención, cómo se da el vínculo entre la tierra y la palabra, la memoria, la lucha, la recuperación de las semillas y la resistencia en el marco de la reforma agraria. El interés de la lucha por la tierra se trasladó al arte y eso quiere decir que es un espacio importante para los movimientos sociales en búsqueda de la soberanía alimentaria”, mencionó.

La 1ª Bienal Internacional de Arte Contemporáneo de América del Sur (BIENALSUR) reúne a más de 250 artistas y curadores de todos los continentes que realizan sus exhibiciones entre septiembre y diciembre del año 2017.

Mónica Millán y Adriana Bustos.

La idea de la instalación Plantío Barrett surgió de la “dibujante, pintora, bordadora y artista de los caminos”, Mónica Millán, como ella misma se definió recientemente en un programa de televisión del canal educativo Encuentro. Es bisnieta de chacareros que emigraron de Alemania y nació y creció en San Ignacio, provincia argentina de Misiones. Fue a estudiar a Buenos Aires y cuando regresó a «su valle», la chacra de sus abuelos, que ya habían muerto, quedó abandonada, por lo que pidió ocuparla para cultivar la tierra. Así lo hizo por espacio de dos años; en su huerta brotaban pepinos, sandías, maíces. Esta experiencia se ve reflejada en su obra posterior al materializarse el Plantío Barrett, junto a Adriana Bustos.

Más fotografías en el siguiente enlace: http://bit.ly/2j3TckJ