Millonarias pérdidas económicas para familias campesinas tras cada desalojo

¿Qué clase de Estado es el que tenemos?

Por Paulina Ramos

Desde Guayaibí, San Pedro

El desalojo al asentamiento Cristo Rey, perpetrado la última semana de octubre, arrojaría una pérdida económica que alcanzaría los diez mil millones de guaraníes. Esto haciendo un cálculo somero, a simple vista, sobre los cuantiosos daños ocasionados por la comitiva fiscal-policial que ejecutó la medida arbitraria.

El total de familias es de 40, multiplicando esto por dos hectáreas de producción de cada una es igual a 80 hectáreas de pérdidas de mandioca y maíz. La mandioca en 40 hectáreas da como resultado un total de 800.000 kilos. Esto, multiplicando por 1.500 G el kilo es igual a 1.200.000.000 G.

Calculemos, igualmente, el maíz. El rendimiento en promedio es de 5.000 a 6.000 kilos de maíz por hectárea, lo que es un índice bastante bueno para la producción campesina; entonces, 5.000 kilos multiplicando por 40 hectáreas es igual a 200.000 kilos. Esto, a su vez, generaría un total de 700.000.000 de G, ya que el costo estimativo del maíz por kilo es de 3.500 G.

Solo basándonos en la producción de mandioca y maíz, el total de pérdidas es de 2.000.000.000 G, aproximadamente.

A continuación, detallemos las pérdidas de los productos de autoconsumo. Entre estos, citemos: 40 hectáreas de productos frutihortícolas, tales como banana, piña, poroto, arveja, manteca, locote, cebolla, lechuga y otros; solamente haciendo un cálculo sobre 1 hectárea por familia.  

Por otro lado, están los productos avícolas (pollos, gallinas, patos), los productos porcinos (cerdos) y la producción de vacuno (vacas), todos de autoconsumo. De la producción vacuna se obtenía leche (autoconsumo). A todo esto, se suma la producción del centro comunitario o chacra social, donde tenían 1 ha. de sésamo, 1 ha. de caña de azúcar y 1 ha. de banana.

Por último, mencionemos las construcciones, casas o techos-hogar de cada familia: chapas, maderas, etc.; la escuela y la capilla con sus gastos correspondientes.

Numerosas fueron las pérdidas económicas de toda la comunidad. Si hiciéramos un cálculo sumamente detallado de cada pérdida, tendríamos el resultado total que estimativamente arrojaría los diez mil millones de guaraníes.

Con todo esto, podemos deducir que, si un desalojo se concreta, el perjuicio no solo repercute sobre el costo humano o social. También les genera a las familias campesinas un perjuicio económico del que nadie se hace cargo.