Manifiesto #25NPy 2019

La injusticia mata

Oñondive jejahéi’ŷre

Somos campesinas, indígenas, estudiantes, trabajadoras sindicalizadas de distintos sectores, periodistas, trabajadoras sexuales, de partidos políticos, negras, trans, lesbianas, bisexuales y de múltiples identidades y sabemos que venimos a cambiarlo todo y avisamos, que cuanto más nos pidan callar más alto vamos a gritar. Con el silencio, la calma, la sumisión, separadas nunca  han reconocido nuestros derechos. abemos que solo movilizadas, organizadas y juntas fuimos logrando nuestras conquistas a lo largo de la historia, continuamos porque en esta sociedad nosotras seguimos exigiendo hasta las cuestiones más obvias que tratan de derechos humanos básicos.

Venimos marchando juntas hace muchos años, traemos el paso de miles de mujeres que nos antecedieron y que lucharon incansablemente abriéndonos camino, soñando con una vida en donde todas las mujeres podamos vivir libres de violencias. Nosotras, en el campo y en la ciudad hace décadas que protestamos contra la violencia ejercida contra nosotras, y nuestras marchas son multitudinarias desde hace tres años, hartas de tanta misoginia y machismo en una sociedad que nos obliga a intentar sobrevivir porque nuestras vidas  son desvalorizadas y arrebatas como si nada.

Reconocemos nuestros cuerpos como el primer territorio donde se manifiestan expresiones del patriarcado dentro del sistema de producción, en el cual se encuentran insertos también los hombres. Por lo que entendemos que el feminismo no es una lucha contra los hombres cis.  El feminismo es una lucha antipatriarcal, antimperialista y anticapitalista.

Creemos y sostenemos que no hay nada de inevitable en la violencia machista, que hunde sus raíces en la histórica desigualdad  hemos tenido y aún seguimos teniendo las mujeres. Las actuales políticas de ajuste estructural generan múltiples violencias, tanto en nuestro país como fuera de nuestras fronteras. La falta de garantías para el acceso a  salud, educación y trabajo son violencias hacia el pueblo, y en mayor medida hacia las mujeres.

La grave crisis política, social y económica que atraviesa nuestro país, los desalojos y las represiones, los despidos, afectan a  las mujeres empobrecidas de manera brutal. Denunciamos los recortes presupuestarios a instituciones como el Ministerio de la Mujer y el Ministerio de Salud.

En el sistema de salud somos las mujeres  quienes sufrimos diariamente la falta de medicamentos, reactivos para estudios laboratoriales, insumos y profesionales en IPS, hospitales, centros y puestos de salud, resultado de la aplicación de la políticas antinacionales y antipopulares de este gobierno #DesastreKoMarito. Denunciamos la violencia obstétrica, tenemos derecho a contar con servicios de salud respetuosos, integrales y amigables; salud sexual y reproductiva que garantice una atención de calidad para todas las mujeres del país.

Cada día son más las mujeres que mueren en manos de sus parejas o ex parejas, 46 mujeres víctimas de feminicidio de enero a noviembre, dejando en muchos casos hijos huérfanos. Repudiamos la inacción y la complicidad del Poder Judicial  en los casos de feminicidios, abusos sexuales, acoso sexual, violación, violencia física, violencia psicológica que sufren las mujeres y no son atendidas como corresponde, en muchos casos victimizándolas y culpabilizándolas. Este Poder Judicial encubre a exponentes de la violencia hacia las mujeres teniéndolos en sus más altos cargos, como el caso de Cristian Kriskovich. Mientas la que se encargue de aplicar e interpretar las leyes sea esta justicia patriarcal, no se hará justicia.

Instamos a que profesionales de medios de comunicación aborden los casos de agresiones y feminicidio desde una perspectiva de género. Abandonar las prácticas de mediatización que continuamente faltan al respeto a las mujeres y el dolor de sus familias.

La violencia hacia  lesbianas adolescentes y jóvenes en sus familias es una realidad constante, El Estado debe  intervenir, investigar a los centros religiosos que ofrecen curas a la lesbianas a través del encierro y la tortura. El Estado debe garantizar el acceso a las visitas íntimas para lesbianas privadas de libertad. No reconocer nuestras existencia es violencia.

Las personas trans/travestis y no binarias que hemos desafiado el mandato de una sociedad  patriarcal y heteronormativa que continuamente nos ha negado el ejercicio de nuestros derechos y la libertad de decidir sobre nuestra identidades, sobre  nuestra sexualidad o el cuerpo que queremos habitar. Hemos vivido infinitas y repetidas formas de violencia como mecanismo de dominación y sobre todo de persuadirnos a no intentar transformar una sociedad que nos oprime, discrimina y mata. Queremos un mundo donde accedamos y gocemos de todos nuestros legítimos derechos. Vamos por ello a pesar del dolor y no daremos un paso atrás.

Exigimos visibilizar que existen otros modelos de familia y que se garanticen todos los derechos para todas las personas. Exigimos justicia igualitaria que no depende del estrato social.  ¡Basta de impunidad, doble moral, discriminación entre nosotras mismas!

Las mujeres indígenas, campesinas exigimos acceso a la tierra y el territorio. Rechazamos la criminalización que sufrimos por denunciar los abusos del Estado y el atropello criminal por defender nuestras comunidades de las fumigaciones y el avance del monocultivo transgénico que arrasa con todo. Rechazamos la militarización de todos los territorios campesinos e indígenas que habitamos. Exigimos la defensa de nuestras semillas nativas y criollas, la Agroecología y la Soberanía Alimentaria.

Las mujeres sindicalizadas exigimos que se cumpla la igualdad salarial en los lugares de trabajo así como también el respeto a los derechos laborales de las mujeres como el permiso de maternidad, de lactancia, la imposibilidad de ser despedida al quedar embarazada, tener días para controles médicos, etc. Hasta hoy estos derechos no se garantizan para las trabajadoras en general, salvo pocas excepciones, siendo una situación naturalizada en el ámbito laboral. 

Nosotras, las estudiantes secundarias las jóvenes, niñas y adolescentes quienes día tras día nos acompañamos desde nuestras distintas realidades, las lideresas que encabezamos listas para candidatarnos a los centros de estudiantes de nuestros colegios y nos toca asumir una postura hasta dura y estricta, buscando que nuestras ideas sean tomadas en cuenta. Dentro de nuestras salas de clase nos toca constantemente poner límites para nos ser manoseadas por nuestros compañeros y maestros. Nosotras, a quienes también fuera de nuestra casa de estudio, nos toca caminar con miedo de que nos violenten en la calle. Resistimos en nuestros espacios luchando por el derecho a acceder a una educación digna para todas las personas. 
  
Denunciamos la falta de perspectiva de género en el sistema educativo que sigue perjudicando a niñas y adolescentes que a causa de abusos sexuales son obligadas a ser madres, también la falta de abordaje que refuerza las masculinidades violentas y la cosificación de nuestros cuerpos desde la infancia. 
 
Condenamos la inacción del Estado ante los miles de casos de abuso, explotación sexual de niños, niñas y adolescentes. Todos los días dan a luz 2 niñas, de entre 9 y 14 años, embarazos producto de violaciones, y cada 60 minutos dan a luz niñas de entre 14 y 18 años según registros de servicios hospitalarios. Las cifras de abusos son alarmantes entre enero y abril de este año se registraron 985 casos, según Datos del Ministerio Público.
 
Exigimos que el Estado trabaje y cumpla las políticas y leyes de cuidado, así como también una educación sexual integral y laica.  Exigimos la derogación de la Resolución 29664/17 y que hayan políticas públicas en las cuales se implemente una educación integral en sexualidad. 

Exigimos el cese de la violencia e invisibilización de la voz de las mujeres dentro de los partidos políticos, repudiamos la desigualdad en los cargos y apoyamos firmemente la ley de paridad, también reclamamos la igualitaria redistribución a la hora de repartir los fondos para campañas electorales, para visibilizar y apoyar del mismo modo a las compañeras que quieren impulsar una candidatura electoral. 

Repudiamos la violencia machista y el acaparamiento de hombres dentro de los partidos y los puestos públicos, exigimos que todas las listas electorales sean de forma paritaria e intercalada, así como también la participación en los espacios de decisión y representación y no solo en los espacios de logística o relleno, sino que estemos en espacios donde sea escuchada nuestra voz con respeto y tomadas en cuenta.

Acompañamos el reclamo de las mujeres bañadenses que  siguen exigiendo al Estado y la Municipalidad de Asunción la construcción de la Defensa costera que garantice el fin de las inundaciones para lograr realmente una mejor calidad de vida para bañadenses.

Celebramos que este año, fue aprobado el protocolo contra la violencia de género y discriminación en la UNA. .Instamos a elaborar y aplicar  protocolos en todas las unidades académicas de la UNA y todas las instituciones educativas del país.

Celebramos que este año las Trabajadoras domésticas lograron la modificación de la Ley de salario mínimo, siendo un ejemplo para todas nosotras; un logro que fue posible gracias a la organización y la lucha histórica.

Queremos  un Paraguay  cuyo Estado sea LAICO para que tengamos una justicia independiente y no existan injerencias religiosas en las políticas públicas. Para     que se reconozca la  diversidad, la no discriminación y el respeto a los sectores que no tienen ninguna creencia religiosa o sean distintas a las reconocidas oficialmente. También es necesario que las Iglesias y todos los espacios  sean seguros y libres de acosos y abusos sexuales.

Reclamamos la garantía de todos los derechos a todas las mujeres y pleno respeto a las diversidades políticas, étnicas, culturales, de edades, religiosas, geográficas, de opciones sexuales, diversidades y pluralidades.

Nos solidarizamos con las mujeres de Chile, Ecuador, Haití, Bolivia, Colombia, que se encuentran resistiendo y luchando en contra de las terribles violencias que ejercen contra ellas y sus familias desde el Estado a través de la brutalidad del accionar militar y policial. Condenamos los crímenes de lesa humanidad que hoy se registran en estos países: abusos, violaciones, torturas, desapariciones forzosas, arrestos, asesinatos.

Condenamos la inacción del Poder Judicial y todas las instancias responsables de impartir justicia en nuestro país, hasta hoy día vemos con profunda dolor y rabia la falta de interés para garantizar a las mujeres justicia. Denunciamos que la mayoría de las veces son cómplices directos de las violencias sistemáticas como lo son los desalojos, la criminalización, las denuncias que no son tomadas en cuenta con la excusa misógina“porque seguro luego algo hizo la mujer para ser golpeada”. Exigimos que comiencen a cumplir con sus funciones en defensa de la vida de nosotras las mujeres, estamos hartas de la inoperancia y la complicidad criminal con la que actúan.

Nuestros encuentros van creciendo como una marea, ya no lo podrán detener porque nuestras luchas están unidas y esta marcha es un compromiso de reencontrarnos todas el 8M-2020 en el día de la Mujer Trabajadora. 

Nosotras vamos a continuar organizándonos, saliendo a las calles para marchar , luchar a través del arte, defenderemos nuestros territorios cuerpo y nuestros territorios tierra, que la diversidad se haga costumbre. El silencio no es, ni será una opción porque sabemos que poco a poco vamos a lograr una vida libre de violencias, en donde  todas las mujeres podamos decir sin miedo y con convicción que nuestro cuerpo nos pertenece, que nadie puede tomar nuestras vidas.

Insumisas, rebeldes, defensoras de nuestros derechos, con alegría decimos hoy  desde el campo y la ciudad “Juntas sin violencia, oñondive jejahéi’ŷre”.

¡Abajo el patriarcado que va a caer !


Jajotopáta 8M 2020pe