Conamuri participó del XI Encuentro Internacional de la Marcha Mundial de Mujeres

Nuestra compañera Cony Oviedo se presentó esta mañana en el XI Encuentro Internacional de la Marcha Mundial de las Mujeres, que se realizó del 22 al 27 de octubre en la capital del País Vasco, Bilbao.

Su intervención:

«El tema que me toca desarrollar es ‘Por una vida sin violencia: por autonomía corporal y territorial’. Mucho de lo que se dijo ya en esta mesa es porque hay coincidencia en la problemática de nuestros países. Somos mujeres, y el patriarcado, anterior al capitalismo, desde sus inicios, ha actuado a través de la violencia, como con la caza de brujas, porque necesitaron dos siglos para destrozarnos y lo hicieron con la mayor violencia posible, quemándonos, matándonos, criminalizándonos para luego colocarnos en el ámbito privado, para forzarnos a asumir las tareas domésticas y de cuidados sin tener la posibilidad de hablar, sacándonos el estatus de personas y convirtiéndonos en cosa y en objeto.

Y somos las feministas, las que vinieron antes, las que estamos ahora y las que van a venir, quienes estamos haciendo historia movilizándonos y creando una marea feminista que hoy ni el patriarcado ni el capitalismo pueden frenar.

Por eso la respuesta de tanta violencia sobre nuestros cuerpos y territorios. Muchas aquí ya mencionaron el problema del extractivismo y cómo enfocar el conflicto de tierras. ¿Quiénes somos las personas que estamos hoy en los territorios poniendo el cuerpo y movilizándonos? Somos las mujeres. Somos las mujeres las que hasta hoy repetimos “basta de violencia”, pero no solo un basta de violencia para nosotras, y no solo decimos que la deshumanización de este mundo va contra nosotras, sino que también pensamos en toda la humanidad.

Es importante en este encuentro, ya pensando en las acciones para 2020, mirar y enorgullecernos de todo lo que hemos construido hasta ahora, lo que estamos acumulando. Claro que la violencia que se va a ejercer sobre nuestros territorios-cuerpo y nuestros territorios-tierra va a ser más fuerte y van a ser cada vez más crueles porque estamos atentando contra los privilegios del patriarcado. Porque para poder salir a trabajar en el ámbito público, tuvimos que movilizarnos, para acceder al voto, a la universidad, para poder escribir un libro, tuvimos que movilizarnos. Para tener otros derechos como el decidir sobre nuestros cuerpos, nos estamos movilizando ahora. Hay países que lo lograron y otros seguimos en la lucha.

Lo que ocurre en América Latina es que la violencia estructural sigue avanzando, en algunos países se niegan los derechos y en otros hay un retroceso con respecto a las conquistas de derechos, en el marco de eso está la militarización, que no trae solo la violencia simbólica o física como el asesinato sistemático de lideresas y líderes comunitarios, también trae tráfico de drogas, de armas, trata de mujeres, de niños, niñas y adolescentes, el tráfico de órganos. Entonces nos estamos enfrentando a violencias cada vez más crueles, más duras. Lo que pretenden es generar miedo para generar paralización. Frente a eso el desafío que tenemos como feministas antipatriarcales, anticapitalistas, anticolonialistas y antirracistas, es mucho más grande todavía.

Se hablaba del feminismo liberal, burgués, en el panel de la mañana, ese feminismo que critica el patriarcado, pero no lo cuestiona de raíz. Y si queremos realmente un mundo sin violencia, donde todos y todas seamos libres, necesitamos arrancar el patriarcado de raíz. Porque si superamos el capitalismo, pero no vencemos el patriarcado, las cosas van a seguir siendo iguales. En otro sistema el patriarcado se va a reproducir y seguir como ahora, va a seguir oprimiéndonos a nosotras las mujeres.

Esta marea feminista sigue creciendo, Argentina es un ejemplo para el mundo, porque nos da esperanza de seguir avanzando como la marea verde. Las huelgas internacionales de los últimos 8 de marzo tienen que ver también con un acumulado histórico y con inspirarnos en el internacionalismo.

Ante la derecha conservadora que hoy está disputando el poder protegiendo sus privilegios, nos hablan de ideología de género, de consignas como “queremos papá y mamá” o colores simbólicos como el celeste y el rosado que fueron colocados por el patriarcado con sus mandatos de género. Hoy pretenden instalar que las feministas somos las violentas, que estamos en contra de la vida, siendo todo lo contrario: las feministas estamos en contra de toda violencia y a favor de la vida y la humanidad.

Algunos puntos centrales de esta acumulación tienen que ver con una lucha colectiva que es internacionalista, con la unidad campo-ciudad tan necesaria, que es intergeneracional, y nosotras las mujeres hoy, hay que decirlo convencidas, somos las sujetas políticas revolucionarias frente a este sistema. Somos las mujeres las que estamos haciendo resistencia, mujeres organizadas y no organizadas, pero que son atraídas por el feminismo, porque en la barbarie de este mundo lo único que puede salvarnos es el feminismo. Decir para terminar que nuestra lucha es por la soberanía alimentaria, pero también por la soberanía de nuestros cuerpos hasta que todas seamos libres.»