Comunidades indígenas se resienten en un contexto de abandono total por parte del Estado paraguayo

Si bien el 19 de abril se conmemora oficialmente el día del indígena americano, instituido por la Organización de Naciones Unidas, en los movimientos populares se habla del día de la resistencia de los pueblos indígenas, el cual, hasta no hace mucho tiempo, se celebraba en las comunidades de Paraguay con festivales y otras expresiones culturales propias de cada pueblo, que de esa manera recuerdan los más de 500 años de hacer frente al colonialismo y el despojo histórico del que fueron (y son) víctimas.

Hoy los pueblos indígenas que habitan el territorio nacional se encuentran en una situación de pobreza extrema y en completo desamparo por parte de las instituciones que –se supone– deben atender sus reclamos.

Este gobierno, afirma la Secretaria de Relaciones de Conamuri, Bernarda Pesoa, viola permanentemente los derechos humanos indígenas. “¿De qué festejo podemos hablar cuando tenemos niños desnutridos y ancianos que se están muriendo de hambre?”, se pregunta la también lideresa del pueblo Toba Qom de Santa Rosa, en el departamento de Pdte. Hayes. “¿Cómo vamos a celebrar cuando nuestras hermanas indígenas están siendo explotadas sexualmente en la capital o cuando están muriendo en el parto?”, continuó.

Mencionó además la situación que se vive en muchos hogares donde las mujeres son maltratadas y amenazadas por sus compañeros. “No se trata solo de violencia intrafamiliar, en algunos casos ocurren feminicidios que no son investigados por las autoridades”.

Otra realidad dolorosa por la que atraviesan los pueblos indígenas, manifiesta la titular de Conamuri, se da cuando los líderes varones, que no tienen una elevada formación de conciencia, y por ende son corruptibles, arriendan a los empresarios las tierras de propiedad colectiva y con ello promueven la expulsión de las familias indígenas hacia las calles de Asunción u otras grandes ciudades.

Todo esto en complicidad de las autoridades del Indi (Instituto Paraguayo del Indígena), institución que debería estar orientada hacia la búsqueda del bien común de este sector como órgano rector y competente del Estado, pero lo cierto y lo concreto es que el Indi actúa como un instrumento para legitimar el despojo de territorios de las comunidades nativas. “El Indi no colabora para cambiar al líder que no responde a los intereses colectivos, y con eso no permite que el pueblo elija al mejor. Entonces la gente que está en las ciudades no tiene líderes y no tiene tierras, no tiene quien los escuche y eso genera mucha indignación”.

Para ilustrar este estado de cosas, basta recordar el violento desalojo sufrido por la comunidad Sauce, ubicada en Minga Porã, ocurrida en septiembre último, ocasión en la que funcionarios del Indi acompañaron el proceso de desalojo del lado de los usurpadores de sus tierras. También se puede mencionar a las comunidades Yakye Axa y Sawhoyamaxa en el Chaco, que consiguieron tras larga lucha que a través de mecanismos internacionales el Estado fuera compelido a restituirles sus tierras, pero que la burocracia y la falta de voluntad en el Indi no permite avanzar hacia la materialización de ese derecho.

Sobre la coyuntura actual, Bernarda acusó a los políticos locales de empezar las “visitas electorales” con promesas de dádivas y efectivo para garantizar sus votos en las urnas. “Son promesas que juegan con la necesidad de la gente”, dijo, y eso se puede proyectar también hacia pueblos no indígenas. Lamentó, además, que los recursos del Estado estén concentrados en los intentos por instalar la enmienda a la Constitución Nacional, en debate actualmente entre las autoridades nacionales: “En Cerrito hace tres meses que nuestros niños no reciben merienda escolar, ya no podemos abrir ferias artesanales con ayuda del gobierno porque parece ser que toda la fuerza la están poniendo en la ‘guerra’ por la enmienda”.

Por su parte, Hilaria Cruzabie, del Pueblo Guaraní Occidental –ubicado en el departamento de Boquerón– sostuvo que en muchas partes todavía falta cobertura de servicios básicos, como caminos, electricidad y agua corriente. Resaltó que la salud pública es muy preocupante porque no hay puestos ni hospitales cercanos a las comunidades y, cuando los hay, no cuentan con medicamentos o ambulancia. En cuanto a la educación, no se prioriza desde el Estado la promoción del fortalecimiento de la identidad indígena a través del sistema educativo.

Desde la Conamuri se hace un esfuerzo por articular a las lideresas indígenas que, en su territorio, contribuyen a la resistencia para garantizar una vida comunitaria digna. Hoy es un día para levantar nuestras voces como pueblo paraguayo y de exigir al Estado que se reconozca como deudor histórico de las naciones originarias.